El castillo de Moeche. Aqui residia Nuño Freire |
Claros ejemplos de esto que expongo los tenemos en los
emigrantes, cuyos hijos y nietos se consideran a sí mismos gallegos y con
razón, puesto que los gallegos nacemos donde nos parece justo y conveniente. Como
un claro ejemplo de esto, yo tengo siempre en mi recuerdo el caso de mi madre,
que toda su vida cuando le preguntaban de donde era respondía que gallega y a
la pregunta de ¿gallega de dónde? Siempre contestaba “Gallega de Las Palmas”.
Según Jordi Pujol; muy amigo de describir al resto de
españoles en sus escritos; los gallegos estamos muy por encima étnicamente de
la mayoría de pueblos de España; excepción de los catalanes, por supuesto. En
su “escala étnica de España” (Ríete tú de las opiniones de un tal Alfred Rosenberg) a diferencia de los andaluces y extremeños entre otros, los gallegos
somos humanos. Muy brutos y muy nobles, pero humanos.
Las aspilleras a traves de las que lanzaban los arqueros |
La primera vez que se lio parda fue un poco; más bien un
bastante; culpa del Conde de Andrade, Nuño Freire. Parece ser que el amigo
gustaba de hacer las mismas cosas que hacia su tío abuelo y predecesor en el cargo,
pero de un modo más a lo salvaje y mucho menos diplomático; lo cual era difícil
de conseguir en realidad. Consiguió así que su tío abuelo fuera recordado como
o Boo (El Bueno) quedándose para sí mismo el gran mérito de ser O Mao (El Malo)
En fin, la cosa podríamos decir que fue más o menos así: El simpático
de Nuño Freire necesitaba ingresos, y como buen señor feudal de la época exprimía
a sus vasallos. El problema es que; al igual que Gerion en la historia de Hércules;
quizás los estaba exprimiendo un bastante demasiado.
El castillo de Nogueirosa tambien era propiedad Andrade |
Así las cosas, pues llego un momento en el que claro, los
vasallos estaban ya un poco cansados de que Nuño les tratara así de bien (Les reconocía
el derecho a existir y les permitía respirar gratis; ¿Qué más querrían?) así
que organizaron la Hermandad Fusquenlla. La idea era organizar una suerte de “patrullas
ciudadanas” para repeler con más o menos educación a las huestes del Conde. Viendo
que estas patrullas eran más bien bandas que otra cosa, un hidalgo venido a
menos en dineros al que su técnicamente igual Nuño había puteado bastante; y
claro alguna cuentecilla que otra tendría con el; decidió adiestrarlos,
armarlos, enardecerlos y convirtiéndose en su líder guiarlos hacia la victoria
y la libertad. Este “Braveheart” gallego era un tal Roí Xordo.
Nuestro héroe que; por si alguno lo dudase; no es Nuño,
consiguió reunir con sigilo y precaución una fuerza de tres mil hombres a los
que adiestro lo suficiente como para no tener que basarse solo en la táctica de
las matemáticas. Esto no le costó demasiado puesto que en aquellas épocas el
campesinado podría haber sido movilizado para conformar parte de los ejércitos
en algún momento de las guerras que o bien contra el moro o bien las guerras
civiles de Castilla solían producirse. Bien sabemos todos del carácter cainita
de todos los que nacemos en la península ibérica y de la afición que aun hoy en
día mantenemos por conseguir más motivos para separarnos que para unirnos. Así
que muchos de los campesinos que sirvieron a las órdenes de Roí bien podían
haber sido soldados antes que campesinos o después de ser campesinos y antes de
volver a ser campesinos.
El asalto no parece sencillo sin una buena planificación |
Y así llego el día; más bien la noche; del asalto al
castillo. Roí dirigiría con maestría el asalto sufriendo escasas bajas, pero
bien por suerte o por un chivatazo, Nuño había salido corriendo hacia el sur. Roí
había fallado su presa, pero no quiso desaprovechar el tirón que le daría a su
causa la captura del castillo de Moeche, y viendo a la mañana que sus filas
habían aumentado en número; decidió perseguir al de Andrade para ajustar tanto
las cuentas de sus hombres, como las suyas propias con él.
El palomar no forma parte del Castillo de Moeche |
Informado Roí de que el de Andrade ha regresado con su famila al castillo desde el que domina la ría de Ares, decide intentar capturarlo nuevamente en esta fortificación. Pero en realidad, el de Andrade no había acudido al castillo con su familia sino con una pequeña fuerza de combate que había conseguido infiltrar y desplazar hasta allí. Se trataba pues de una trampa para embolsar al ejército de Roí en un punto en el que; teniendo una posición de ventaja (La Fortaleza de Nogueirosa) por un flanco y en el otro la fuerzas combinadas de los tres ejércitos perseguidores poder aniquilar a los irmandiños sin darles cuartel.
El lado oeste del Castillo de Nogueirosa |
Y allí, bajo las aspilleras del castillo de Nogueirosa, y cercados entre las fuerzas en el acantonadas y las que les cerraron la retirada desde atrás, cayeron sin rendirse casi diez mil Irmandiños, una tarde de septiembre de 1431.
Cuenta la leyenda que nuestro amigo Roí; que fue uno de los
escasos supervivientes hechos prisioneros por Nuño tras esta batalla; sufrió
por parte de Nuño, la amputación de la mano “Para que nunca más espada contra ningún
señor alzar pudiere” y después fue arrojado a la misma mazmorra donde
anteriormente falleciera Elvira. Allí estuvo por un periodo que, dependiendo de la fuente en la que busquemos, sería de entre treinta y noventa días. Y como Roi no se decidía a morirse, el bueno de
Nuño; por ir adelantando trabajo más que nada; puesto que con la mano amputada
a golpe de espada y las medidas higiénicas de la época lo normal era morirse o
bien por desangramiento o bien por sepsis, decidió enterrarlo vivo.
Lo que son las cosas del Karma. Poco después de todos estos
hechos, el amigo Nuño tuvo que enfrentarse al tribunal de Dios; ya que no llego
a ver el año nuevo de 1432. Muriendo poco después de la Batalla del Eume y
siendo enterrado en el monasterio de Santa María de Monfero. Quién sabe si
nuestro buen amigo Roí no acudiría a declarar en su contra al tribunal donde
Dios lo juzgase. De lo que yo estoy seguro es de que, en estos casi seiscientos
años, Nuño ha debido de tener tiempo de amigarse; si tal cosa le fuese posible;
con Pepe Botero allá en el infierno, donde debe estar con casi total seguridad.
No transcurrirían muchos años; treinta y seis para ser
exactos; para que se produjera una segunda revuelta y en ella volviera a sonar
un nombre que sin duda reconoceremos con solo oírlo.
Pero esto ya es otra historia, que os contare en otro paseo.
No cuesta imaginar a Roi combatiendo al final del dia |