Meigas, Bruxas, Trasgos, diaños y Mouras. La
cultura y la tradición gallega esta
llena de cosas sobrenaturales con las que cualquier gallego esta acostumbrado a
lidiar. La mas conocida de todas estas tradiciones
o leyendas sobrenaturales probablemente sea la Santa Compaña. Y es que ¿Qué
gallego no se ha tropezado con ella? ¿O con alguien que la haya visto? ¿O con
un tipo que conocía a otro tío que…?
En resumidas, la Santa Compaña es muy
tradicional en Galicia. Pero claro, ¿Y que es la Santa Compaña? Es la pregunta
por excelencia que se estarán haciendo todos aquellos que no oyeron hablar de
ella; aunque seáis gallegos; todos los que pensaban que era simplemente un
disco de Los Suaves o una canción de Golpes Bajos, e incluso aquellos que,
aunque habían oído mencionarla, la confundían con una empresa de gestión de
eventos y espectáculos gallega.
La antigua leyenda no le es extraña a los artistas urbanos
que pueblan Galicia en nuestros días. Espectacular graffiti
sobre la Compaña.
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Bueno, pues la Santa Compaña no es otra cosa
sino una procesión de animas que a partir de las doce de la noche sale de su
cementerio para pasear por las parroquias. Estos paseos, por supuesto no se
hacen por hacerse, tienen un cometido. No pensarías que los difuntos se
levantan para irse de fiesta tal como dice la canción de Mecano. En otras
partes de España quizás, pero en Galicia, en Galicia las animas van a pasar
revista a los próximos componentes de la Santa Compaña. Es decir, van a advertir
de donde se va a producir un fallecimiento más o menos inminente.
Lo cierto es que, en realidad, los gallegos en
esto no somos tan originales. De hecho, al rascar un poco en la superficie de
la Santa Compaña, descubriremos que simplemente somos los que tenemos la mas
popular de todas. Nuestra Santa Compaña es casi como si dijéramos la Super
estrella de las procesiones de ánimas de la Hispanidad.
Preguntémosle a alguien de Castilla acerca de
la Estantigua, o de la “Huest Antiqua” si lo preferís, es muy posible que no
sepa de que le estáis hablando. También podríamos preguntar; dependiendo de la
zona de España por la Güestia, Güéspeda, Estadea, Hoste, Genti de Muerti o
directamente abreviar preguntando por la Compaña. Porque resulta que desde
Barcelona hasta Finisterre y desde Bilbao hasta Tarifa, si la sabemos buscar,
encontraremos alguna leyenda acerca de un grupo de muertos que salen por las
noches después de las doce a pasear; como en la canción de Mecano.
Si bien el hecho de que se la conozca como
Santa Compaña es un error, puesto que la compaña podrá ser muchas cosas, pero
desde luego Santa como tal, no. Se podría considerar que denominarla Santa es
un acto apotropaico para defendernos de su mal.
Cosa por otra parte bastante común en nuestras tierras gallegas. Común
el acto apotropaico quiero decir, el mal, por desgracia, es común en todo el
planeta.
Por muy chulo que pueda parecer el cementerio al
anochecer, debemos recordar que la compaña saldrá
en procesión puntualmente a medianoche. Quizás
debiéramos abandonar el camposanto antes de esa hora.
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Pasemos al aspecto de esta, que siempre va a
depender un poco en función de la zona en la que nos encontremos y la tradición
que escuchemos, pero que siempre respetara, mas o menos unos cánones, digamos
que estéticos.
A la cabecera marchara una persona, que porta
una cruz y en diversas versiones también llevara un cubo o caldero con agua
bendita. Este individuo, que es visible para todos, es una persona que esta
viva en realidad, y que fue interceptado por el anterior porteador antes de que
pudiera protegerse, recibiendo de el tanto la cruz como el caldero del agua.
Este guía de noche, no recuerda por el día que tiene pluriempleo con la compaña
por las noches, por lo cual no descansa e ira enfermando hasta que o bien muera
o bien pesque a algún despistado al que pasarle cruz y caldero, con lo que el
quedaría liberado. Así que mucho ojito con cogerle crucifijos grandes a
desconocidos por las noches en Galicia.
Tras el incauto vivo del que hablábamos marcha
el que corta realmente el bacalao. Un espectro mayor al que seguirán todas las
animas que conformen la procesión. Dependerá del lugar; si se trata de una
mujer sin rostro, de un poderoso condenado en el mas allá, de un guardián del
purgatorio o directamente de la muerte, que a veces también procesiona con la
Compaña. En cualquier caso, tras este espectro mayor, marcharan en columna de a
dos todas las demás animas que componen la procesión.
Finalmente, como ya indiqué, marchan las
animas. Estas van rezando rosarios, entonando canticos fúnebres y salmos, así
como tocando una pequeña campana que llevan en una mano, mientras que en la otra llevan una
vela de tipo Hacha o Cirio. Van encapuchados bajo una túnica, que depende de quien
te lo cuente, incluso en la misma zona, o bien es blanca o bien es negra. A
medida que avanzan, los sonidos del bosque y de la noche desaparecen, los perros
ladran y aúllan como si no fuera a haber un mañana y los gatos; quizás mas
inteligentes; salen del lugar tan deprisa como les pueda ser posible.
Quien sabe si el aspecto del espectro mayor, el que
dirige la compaña justo detrás del guía humano y vivo no
se pudiera asemejar tal vez a este de la imagen...
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Claro que no todo el mundo puede “disfrutar”
de este espectáculo. Tan solo aquellos que al ser bautizados recibieron por
error el oleo de los difuntos y aquellos que poseen una especial predisposición
podrán observar la procesión al completo. Los demás tendremos que conformarnos
con ver al mortal que les encabeza, escuchar las oraciones, los toques de
campana y los canticos, sentir el aire que levantan al pasar y oler la cera
quemada y el incienso.
Ya en
la edad media, el clérigo Gonzalo de Berceo la cita en el ultimo de sus
milagros de nuestra señora. Vale que la cita como la Hueste Antigua, pero con
leer la descripción ya sabes que se trata de la compaña. En este ultimo
capitulo de su obra, Berceo menciona a un personaje que era muy popular en
aquella edad media, Teófilo el Penitente. Se trata de un clérigo, ruin y
envidioso que no consigue ascender en su carrera porque su obispo “le tiene
manía”.
Este simpático personaje, vete tu a saber si
porque el obispo le tenia manía o porque había visto que era un trepa y un
envidioso, ve como su carrera eclesiástica se va disolviendo sin triunfar y
decide venderle su alma al diablo a través de un “Mago Judío” que le pone en
contacto con la santa compaña que le llevara hasta el comprador; ósea hasta el
diablo. Finalmente será la virgen quien se apiade del pobre Teófilo, y le
permita recuperar su alma para morir inmediatamente después. Por lo cual, al
estar en el purgatorio durante algún tiempo es posible que el bueno de Teófilo
pudiera ser ese espectro mayor del que hablamos antes.
También será utilizada por Cervantes en su
novela de novelas, El Quijote. En ella existe un episodio en el que Quijote
confunde una comitiva de un bachiller y varios frailes que realizaban el transporte
de un difunto desde Baeza hasta Segovia con la Huest Antiqua y, claro, carga
contra ellos. Una vez aclarada la confusión Alonso Quijano (Don Quijote)
exclamara:
“El daño
estuvo, señor bachiller Alonso López, en venir, como veníades, de noche, vestidos
con aquellas sobrepellices, con las hachas encendidas, rezando, cubiertos de
luto, que propiamente semejábades cosa mala y del otro mundo; y así, yo no pude
dejar de cumplir con mi obligación acometiéndoos, y os acometiera, aunque
verdaderamente supiera que érades los mesmos satanases del infierno, que por
tales os juzgué y tuve siempre...”
Según algunas de las leyendas; bueno más bien
la mayoría de ellas; la compaña sale siempre en busca de algo o de alguien.
Ósea siempre sale con algún motivo que por norma general podría ser uno de
estos: Para reclamar el alma de alguien
que morirá pronto. Según las leyendas quien recibe la visita de la Compaña
morirá en el plazo de un año, para reprochar a los vivos faltas o errores
cometidos. Si la falta es especialmente grave, aquel que la haya cometido, recibirá
la visita de la Compaña para que la encabece condenándolo así a vagar hasta que
otro mortal le reemplace, para anunciar la muerte de un conocido del que
presencia la procesión o para cumplir una pena impuesta por alguna autoridad
del más allá.
Claro que siempre que nos tropecemos con la
compaña podremos defendernos de alguna de las siguientes maneras y así
evitaremos pasar a formar parte de ella: Abrir los brazos en cruz y pronunciar “Jesucristo”
cuando te vayan a dar la cruz. Responder "Cruz ya tengo" cuando el
vivo que lleve la cruz intente dar la cruz diciendo "te toca a ti" o
"toma tú". Llevar y mantener los brazos cruzados. Llevar las dos manos
ocupadas, con una piedra, un palo, o cualquier objeto que nos impida coger la
cruz y la marmita. Dibujar con tiza un círculo en el suelo y meterse dentro
mientras la Santa Compaña pasa. Si no consiguieras ninguna de estas
posibilidades; ni lo dudes ¡Corre!
Aunque sin duda ninguna la más eficaz de las
maneras es esta que cuenta la leyenda: La Santa Compaña no tendrá el poder de
capturar el alma del mortal que se cruza con ella si este se halla en los
peldaños de algún cruceiro de los situados en los cruces de caminos o si porta
una cruz consigo y logra esgrimirla a tiempo.
Ahora que ya conocemos un poquito mas de esta
curiosa procesión, en próximos días podremos hablar de ellos con mas
detenimiento. Desde cual es su origen mas probable hasta curiosos lugares donde
podríamos encontrarnos con ella.
Nos vemos en el próximo paseo.
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