Rojin Rojal, Roxin Roxal. Es un nombre que seguramente todos
hemos oído alguna vez seamos gallegos o no. Lo que muchos no saben es que este
Roxin Roxal y su leyenda están muy relacionados con Ferrolterra en general y
con Pontedeume en particular. Concretamente con su castillo ubicado en Nogueirosa.
Es la historia de Roxin Roxal una historia de amor. Una
historia de amor de las de toda la vida; ya sabéis: Chico conoce chica, chica resulta ser la hija del jefe, jefe no ve bien la historia de amor y mete la espada por
el medio… lo normal.
Y es que ya nos toca hablar de romances y cosas tiernas un
poco en esta bitácora. Incluye además a algunos de nuestros ya anteriormente
conocidos personajes de la historia de nuestra tierra, así que seguro que hoy
nos vamos a entretener.
Aunque ha sufrido importantes reformas desde aquella
época, sigue siendo el mismo puente que Roxin observaba
desde el castillo de Nogueirosa.
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Vamos a comenzar por el principio, lo suyo en estos casos, y
para ello comenzaremos por hablar de nuestro “amigo” Nuno Freire de Andrade. Ya
sabéis; O mao (El Malo) Como bien recordareis, Nuno había tenido en su momento
que salir con cierta prisa de su castillo de Moeche, junto a toda su familia,
cuando nuestro amigo Roí Xordo decidió ir a llamarle la atención acerca del
trato que les daba a sus vasallos a golpe de espada y asaltando el castillo de
Moeche. Al tener que salir corriendo con su familia, queda claro que Nuno tenía
familia.
Y es de esta familia de la que vamos a hablar. Puesto que
Nuno tenia varios hijos varones, capaces con la espada, recios hombres de armas
que sin duda seguirían el camino marcado por su padre. Concretamente el que su
padre les marcase, bueno era nuestro Nuno a la hora de marcar destinos y
caminos.
Tenía Nuno dentro de su mala uva, su cabroncetismo y su amor
por el degüello, la tortura, su odio existencial a que le llevasen la contraria
y su carácter de malhumorado constante, un punto débil, que le hacia ser casi
como un simpático cachorro o incluso un corderito feliz. Este punto débil, se
llamaba Teresa, y era su única hija.
Tal y como nos describe la historia y, sobre todo las leyendas,
a Teresa lo primero que te viene a la cabeza es que o bien la habían adoptado o
que algo raro había pasado por los territorios del Andrade, porque según todas
las fuentes Teresa era piadosa, dulce, bondadosa, sonriente, feliz como ninguna
sobre la tierra, optimista y además de una belleza y hermosura sin igual.
Siendo hija de su padre, y hermana de sus hermanos bueno… Quien no pensaría en
la adopción como posibilidad. O si no en la adopción en el robo de bebes, que
ya en aquellas épocas era un deporte que empezaba a tener cierto tirón.
Bien podemos imaginar al recorrer las calles de Pontedeume
escenas como esta en la época de Nuno Freire.
Y a Roxin participando de la alegría de los días de Mercado.
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Por otra parte, tenía Nuno más hombres que sus hijos como
hombres de armas. Uno de estos, de contrastado valor, coraje sin igual, guapo
entre los guapos y además muy apreciado por Nuno. Era este hombre popular entre
las gentes tanto por su valor y gallardía como por su simpatía peculiar.
Además, su aspecto de descendiente de vikingos, bueno, aquel aspecto unido a
todo lo demás le hacia ser conocido. Se trataba de Roxin Roxal.
Pese a tener todas estas virtudes, y ser un simpático
fiestero que entre combate y combate gustaba del chiste fácil, o no tan fácil y
de ir a tomarse los vinos con sus compañeros de batallas; desde hacía algún
tiempo había cambiado la fiesta por la soledad y ya no acostumbraba a salir de
vinos tanto como antes.
Además, tenía la extraña costumbre de pedir los destinos de
guardia del castillo del sur; el de Nogueirosa; desde el cual podía contemplar
la ría de Ares; donde había pasado su infancia.
Y en estas estaba el amigo Roxin, observando el paisaje de
la ría desde la torre del castillo, cantando tristes baladas y pensando en sus
cosas cuando Teresa, que residía en el castillo de Nogueirosa le descubrió y se
pregunto porque aquel guerrero tan apuesto estaba ahí tan triste y melancólico.
A través de lugares como este sin duda Roxin debía
desplazarse para realizar todos aquellos encargos
que le asignara su señor, Nuno Freire de Andrade.
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Teresa, que si algún defecto podía tener era el de la
curiosidad; siempre para intentar ayudar a los más desfavorecidos; le pregunto
a Roxin acerca de su tristeza, y el le contesto que estaba enamorado, pero que
su amor por ser, era casi imposible.
Ella le pregunto el porque iba a ser imposible mientras le
detallaba la cantidad de veces que en los poemas de amor que ella leía aquellos
imposibles amores se hacían posibles, conminándole a bajar hasta Pontedeume a
declararse. Pero claro, cuando el le confeso que no necesitaría moverse de
donde estaba para declararse… Bueno, Teresa le dijo que, en ese caso, aquel
amor tampoco es que fuera del todo imposible.
Y así fue que los dos jóvenes empezaron a coincidir mas a
menudo en el castillo de Nogueirosa, procurando siempre ser discretos puesto
que ambos conocían el humor que se gastaba el padre de ella para asuntos
corrientes y podían suponerse como resolvería Nuno Freire el problema de que
uno de sus hombres pasara las noches con su ojito derecho. Y las soluciones de
Nuno, bueno ya sabemos que eran a veces un tanto drásticas.
Aun así; ya sabemos cómo son estas cosas, alguien le dio el
chivatazo a Nuno y pese a que lo primero que se le debió pasar por la mente
pudo ser el desollar a Roxin Roxal por osar mirar, tocar y vaya usted a saber
que más podría haber hecho con Teresa.
Luego pensó Nuno que bueno, el pobre chaval le caía bien y
que seguramente pudiera haber miles de envidiosos que le tuvieran ganas a
Roxin, con lo que igual la cosa no era cierta así que interrogo a su hija y a
su hombre por separado. La pareja dijo lo que se diría en esta situación: Todo
mentira, todo casualidad, todo envidia. Lo que pasa es que, bueno, Nuno que era
un cabrón, pero no tonto no les creyó. No por sus palabras sino por su
expresión.
Para el malo de Nuno, esto era una imperdonable afrenta, no
obstante, conocía bien a su hija y sabía que por evitar la muerte de Roxin,
aceptaría casarse con el hijo de los Osorio, Enrique. Así que ofreció a Teresa
a elegir entre matar a Roxin al más puro estilo “Nuno Andrade” o que ella se
casara con el de Osorio. Teresa, obvio, escogió casarse.
El día de la boda, Nuno entrego a Roxin una bolsa con oro y
le dijo que se fuera lejos, pero lejos y sin idea de volver. A lo cual nuestro
joven se negó y, devolviendo el oro le explico a su señor que no quería
abandonar el lugar que consideraba su hogar. Por extraño que parezca, Nuno se
conmovió y simplemente le hizo prometer que olvidaría a su hija para siempre
jamás.
Roxin cumpliría su promesa. Volvería a ser el golfo fiestero
que anteriormente era viéndosele nuevamente ir de fiesta con sus compañeros de
armas. Pero, aunque aparentemente todo volvió a la normalidad, aquello
simplemente era una fachada. Por las noches Roxin observaba la desde su ventana
la ventana de Teresa y el de Osorio; que siempre estaba cerrada. Cuan seria la
mala suerte del pobre Roxin que para una vez que Teresa olvido cerrar las
ventanas, su padre le cazo observando aquellas ventanas.
Desde aquel momento, Roxin renunció al consuelo de observar
la ventana para evitar que se le cerrasen para siempre las puertas del
castillo, y no volvió a abrir su ventana.
Por su parte la vida de casada de Teresa era entre
inexistente y aburridísima, puesto que el de Osorio estaba más preocupado de
los halcones y de los apeos de caza que de su esposa así que la pobre pasaba
largas horas en aquella torre de la fortaleza de Nogueirosa donde tan feliz
había sido mientras observaba el panorama de la ría de Ares.
Una tarde que Roxin Roxal regresaba de realizar un servicio
con un pelotón de hombres, diviso en la lejanía la figura de Teresa
completamente sola. Despidió a sus hombres y se acercó con mucho cuidado para
intentar contemplar a Teresa. Pero Nuno, que vio llegar a los hombres del
pelotón y que faltaba el líder de los mismos, poco tardo en imaginarse donde
estaba Roxin, hasta allí acudió y allí lo sorprendió para abofetearle. Esto no
sentó demasiado bien a nuestro futuro héroe, quien desenvaino la daga y avanzo
contra Nuno. Luego pensó en que era el padre de Teresa y devolvió la daga a su
vaina.
El castillo de Nogueirosa. Ultimo lugar en el que Roxin
contemplaría viva a Teresa. Poco después de aquella
ocasión Roxin desaparecería para siempre, o quizás no.
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Como podemos suponer tras aquel incidente, Roxin cogió sus
cosas, monto en su caballo y se marchó. Puesto que ahora su permanencia en el
castillo era como poco incomoda y posiblemente peligrosa. Lo que más os
sorprenderá es que Nuno no hará nada por prenderle; solo le dirá que no regrese
jamás al castillo.
Pasarían no más de tres años cuando por aquellas tierras del
Eume aparecería un jabalí grande como un toro y con la mala leche de un jabalí
muy cabreado que no causaba más que estragos y disgustos. Se organizaron cacerías,
se montaron trampas, se tendieron emboscadas y en cada intento de cazarlo perdía
la vida algún hombre. El terror se extendió por toda la comarca, así que Nuno
organizo una gran partida de caza que puso al mando de su yerno, el de Osorio.
Enrique, ante la confianza demostrada por su suegro decidió
invitar a Teresa a ver la partida de caza. Y decidió dejarla en el lugar más
seguro que se le ocurrió, el puente sobre el Eume. Seguramente muy a su pesar,
Enrique se quedó al lado de su esposa a ver el espectáculo que se produciría en
las laderas cercanas al puente.
Con la batida en marcha, el jabalí; al que nadie había
informado de que su deber era ser cazado; eludió el cerco que le habían
preparado y se plantó, con un cabreo de jabalí a la entrada del puente como
queriéndole decir a Enrique de Osorio “Soy más listo que tu” lo cual, a la vista
de la posición escogida por el noble para observar la batida, no creo que sea
demasiado discutible.
El de Osorio alzo la ballesta y lanzo un venablo cpntra el
jabalí lo cual, consiguió cabrear bastante al jabalí. ¿O acaso creíais que a un
jabalí del tamaño de un oso le haría mucho daño un venablo?
Como el jabalí se cabreo, aun mas, con la broma del venablo,
el de Osorio pensó que mejor sería salir por pies del puente, y sin pensarlo
demasiado se arrojó al Eume, olvidándose o dejando como cebo (Escoged la que más
os guste) a Teresa. Lo cual el jabalí aprovecho para destrozar a Teresa, convirtiéndola en confeti mientras que el de Osorio llegaba a la orilla de
Pontedeume.
La muerte de su hija fue un golpe durísimo para el amigo
Nuno; aunque no fue el responsable de que se le denominase como O Mao, eso ya
se lo había ganado antes a pulso. Le sentó tan mal que varios meses paso
encerrado en el castillo y termino con la jactancia del noble. Por su parte, el
cobarde de Osorio, siendo el hazmerreír de toda la comarca y víctima del
desprecio de los hombres de armas de su suegro se retiró a su señorío.
La Ermita de Breamo, testigo mudo de un sin fin
de acontecimientos desde el siglo XI en el que fuera
construida bajo el manto de la orden del temple.
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Pocos días después el amanecer descubriría, en el mismo
lugar donde quedo la mayor parte de Teresa, el cuerpo muerto de aquel inmenso
jabalí. En su corazón tenía clavada la daga de Roxin Roxal.
Nuno, arrepentido de no haber dejado a su hija con tan gran
y valiente caballero, mandó buscarle para pedirle disculpas y hacerle un hueco
entre los suyos, pero fueron inútiles los intentos: Roxín Roxal había
desaparecido.
Nadie supo jamás nada de él. O quizás sí. ¿Quién sabe si
Roxin Roxal no sería más adelante conocido como Roí?
Nos vemos en el próximo paseo.
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