Hoy no vamos a irnos muy lejos de nuestro tradicional punto
de partida. Hoy casi no vamos a hablar del camino para llegar a nuestro
destino; sino que más bien nos vamos a centrar en nuestro destino. Que no es
otro que el monasterio do Couto. Probablemente uno de los monumentos más
representativos de Narón; de hecho, la web de turismo de Narón lo define como
el más representativo. Desde mi humilde punto de vista, en Narón hay algún otro
enclave digno de considerarse representativo del ayuntamiento; pero de esos
otros lugares hablaremos en otras ocasiones.
“Os pimentos de Padrón, unos pican e outros non” ¿Quién que
haya visitado esta Galicia nuestra no ha pronunciado, escuchado, pensado o
leído esta frase singular? Y de todos los visitantes, ¿Cuántos no habrán dicho
aquello del: “Pero que no piquen mucho, por favor” al pedir una ración de
pimientos de Padrón? Y cuantas veces no le habrán agradecido a los cocineros o
camareros de cualquier bar, tasca, local de pinchos, restaurante o chiringuito
a pie de playa, que aquellos pimientos de padrón apenas picasen y el esfuerzo
que se dieron para escogérselos. En fin, si te identificas en estas últimas
líneas te voy a matar un poco esa magia acerca del increíble adiestramiento al
que somos sometidos los gallegos en general y cocineros gallegos en particular
para poder identificar, tan solo con mirarlos un instante, que pimientos de Padrón
pican y cuáles no.
Hay dos tipos de pimientos, los de padrón; que ya tu sabes cómo
va la historia; y los de O Couto; “Os pimentos do Couto, uns non pican e os
outros, pois tampoco”. Si, ahora lo acabas de entender, los gallegos no tenemos
un ojo prodigioso que nos permita diferenciar los pimientos de Padrón, si no
quieres que piquen los que te ponemos son Do Couto, porque los de padrón, como bien
dice el dicho “uns pican e outros non”.
¿A qué viene la historia de los pimientos? Seguro que os lo estáis
preguntando, porque os he dicho que hoy íbamos a un monasterio en Narón. Bueno
pues los pimientos tienen que ver porque su historia forma parte de la historia
del monasterio de San Martin de Xubia; aunque todo el mundo lo conoce como San
Martin do Couto.
Empecemos por el cómo llegar; vamos a ir de la manera más
fácil. Como siempre y para no variar vamos a salir desde el polígono industrial
de Vilar de Colo. Desde aquí vamos a coger la autopista en dirección Ferrol.
Pasaremos el túnel del Sartego y el puente sobre la ría de Ferrol para tomar la
salida que hay al final del puente. Tomaremos en la rotonda, la última salida
en dirección a La Trincheira. Y cuando lleguemos a la rotonda que da comienzo
al polígono de la Gándara, en ella haremos un cambio de sentido para dirigirnos
hasta el acceso a la urbanización de O Couto; que está a tiro de piedra del
monasterio.
La parte trasera del Monasterio |
El monasterio de San Martin fue mandado construir en su día
por Froila Bermúdez; conde de Traba allá por el siglo XI de nuestra era. Este
fue construido; como venía siendo habitual en la época sobre el lugar que ocupo
otro anterior; del siglo VIII o IX; construido por monjes huidos de la zona de
Dumia, en Portugal, cuando hasta el lugar del que eran originarios llegaron unos
simpáticos caballeros procedentes del sur que bajo el signo de la media luna
preguntaban al décimo; tras decapitar a los nueve primeros; si desearía abrazar
el Islam. Obvio que si la respuesta que les daban no era del agrado de estos
caballeros decapitaban al interrogado y repetían la pregunta al número once…
Tradiciones de la época; no hay que hacerles demasiado caso.
El caso es que estos monjes; conocedores de las costumbres
de aquellos buenos musulmanes, así como también conocedores de que respuesta
les darían; si es que les preguntaban; decidieron que lo mejor para servir a su
Dios y a su propia integridad física y salud quizás fuera salir por pies a
tierras menos hostiles, y también más cristianas. Y allí que marcharon.
Llegando hasta donde ahora está enclavado el monasterio.
Lo que aquellos monjes no pensaron era que, al salir por
patas salvando sus vidas de los musulmanes, pues fueron a construir su nuevo
monasterio en un área a la que solían acudir unos señores rubios y altos; muy
simpáticos también ellos; con un gran arte con el manejo de las hachas, ya
fuera para talar árboles o cabezas, y que tampoco es que fueran particularmente
muy cristianos. Lo cual nos explica por qué el monasterio actual fue construido
sobre el anterior. El anterior junto con la mayoría de los siguientes monjes, y
quizás alguno de los primeros que huyeron de Dumia fueron arrasado y
aniquilados respectivamente por una visita vikinga. Como ya indiqué antes, las
tradiciones de la época, no hay que prestarles más atención de la necesaria.
Bien, la cosa estaba así: los vikingos, puestos de Sima de
Guerra hasta las cejas, que han arrasado y saqueado el monasterio ya se han
marchado de vuelta a Trondheim, así pues llega el amigo Froila y se dice… Venga
aquí un monasterio para la familia. Si, habéis leído bien. Para la familia. No
es que fuera exactamente de la familia, pero si se podía utilizar para
“esquivar” las leyes de proindiviso que procedentes del régimen; anacrónico ya
para la época; del Fintiu. A través del monasterio en el que podían poner a un
abad de la familia; un segundón o un tercero por lo general; el monasterio
recibía donaciones en tierras por parte de la familia que, luego el abad
aforaba a los donantes. De esta forma todo seguía en poder de la familia en
realidad. El proceso es más complicado de lo que os explico; puesto que hay
reglas, prescripciones y bastantes detalles, que vienen a terminar en la manera
que os resumo: en manos de la misma familia, que ya sabéis que no me gusta
aburriros con textos legales del siglo XII.
El monasterio en HDR |
A mediados del siglo XIII el monasterio pasara a Realengo;
es decir de presentación Real. Esto no gustara demasiado a un viejo conocido
nuestro; Fernan Perez de Andrade “O Boo” (El Bueno) que con más o menos
educación; y a veces espada; intentara explicarles a los monjes que esas
tierras son suyas. Tanto les quiso explicar que termino por hartar al prior,
quien pidió justicia al rey y al Papa. Los cuales le dieron la razón. Con lo
cual el amigo Fernán Pérez hubo de pagar alquileres al monasterio a cambio de
ciertos terrenos de importancia estratégica que realmente pertenecían al
monasterio de San Martin.
Con el paso del tiempo llegaría la época de la ilustración;
hablamos ahora del año 1700; años arriba o abajo. En esta época es designado
prior un joven monje de 35 años; Fray Felipe Colmenero; que era gran amigo de
fray Martín Sarmiento. Era, nuestro Fray Felipe, un curioso monje ilustrado y
por lo visto tenía las mismas aficiones con los pimientos que otro monje
tendría; un siglo y pico más tarde; con los guisantes. Parece ser que a nuestro
Fray Felipe no le gustaba demasiado que los pimientos picasen; así que comenzó
a hacer cruces de especies hasta que por lo que parece consiguió un tipo de pimiento
que no pica; el pimiento del Couto. ¿Quién le iba a decir al bueno de Fray
Gregor Mendel que no era el primer fraile que se ponía a experimentar con
vegetales; ¿Verdad?
Hoy en día, aquellos pimientos que buscaba, y encontró, Fray
Felipe tienen indicación geográfica protegida y se cultivan en casi toda
ferrolterra como tales. Mientras que el monasterio, que fue inmóvil testigo de
sus experimentos de día y sus anotaciones por la noche, es bien de interés
cultural protegido desde 1972.
Nos vemos en el próximo paseo.
Y si quieres ver mi página web es esta.
Nos vemos en el próximo paseo.
Y si quieres ver mi página web es esta.
Te recomiendo un libro: "Sinopsis monográfica del monasterio de San Martín del Couto" del historiador Arturo Souto Vizoso. Un saludo.
ResponderEliminarPues lo buscaré, asi puedo añadir otra fuente a proximos articulos que haga acerca de este monasterio.
EliminarMuchas Gracias.
ISBN 13: 9788430048397
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