NOTA DEL AUTOR:
Hoy escribo con cierto miedo y con gran respeto.
Miedo a que mis letras no estén a la altura de la persona de quien voy a hablaros, puesto que sus familiares sin duda leerán mi escrito y quizás consideren que no soy digno de contaros esta historia o que mis letras no honran a su ser querido como deben. En realidad, lo entendería.
Respeto porque aquellos que todo dan, que todo arriesgan siempre deben ser respetados, honrados y, por supuesto, recordados. Hoy yo aporto mi pequeño granito de arena para que un Gran Hombre no caiga en el olvido y que su gesto sea conocido por todos los que me leéis, que no sois pocos. Si los humanos nos pareciéramos mas a esta persona de la que hoy os hablare, sin duda el mundo estaría a salvo.
Dani Castro
La playa de Doniños un día cualquiera en Galicia |
A La Mar no le importa que sangre sea la que recibe en
realidad, no distingue demasiado por edades, ni siquiera por sexos o por razas.
La Mar, a la hora de contar su pago en almas, no hace distinciones. La Mar es
democrática. Sin duda tan democrática como puede ser aquella que defiende a su
creadora; la madre tierra. Y por ello, cada año, el tributo que exige es más
alto. Podemos verlo en las noticias, podemos verlo en todo el mundo. Podemos
verlo en Galicia.
Aquí los temporales se suceden a lo largo del invierno y del verano si les dejas, aquí La Mar es exigente y usa sus armas. No le sirven, en pago al precio que pide, simples turistas borrachos. En Galicia La Mar es muy exigente y, a cambio de los dones que nos da, algunas veces a nosotros los gallegos nos exige personas de excepcional valor y de alma intachable. En Galicia La Mar, a menudo, exige héroes.
Aquí los temporales se suceden a lo largo del invierno y del verano si les dejas, aquí La Mar es exigente y usa sus armas. No le sirven, en pago al precio que pide, simples turistas borrachos. En Galicia La Mar es muy exigente y, a cambio de los dones que nos da, algunas veces a nosotros los gallegos nos exige personas de excepcional valor y de alma intachable. En Galicia La Mar, a menudo, exige héroes.
Y los gallegos que somos, por lo general generosos, pues nos
sacrificamos. Ya sea el caso de los tres honrados policías que entran a sacar
al turista borracho entre las olas de Riazor y a los cuales La Mar reclamo como
pago en aquel preciso momento, pues considero escasa la valía del turista, o
como una tarde de agosto de 1985 cuando La Mar; una vez más dispuesta a hacer
su cobro en sangre, se apresto para llevarse a seis niños con ella en este preciso
lugar, la playa de Doniños.
Siempre ha habido hombres con valor y otros tan solo con precio y, gracias a uno de estos hombres con valor, La Mar acepto liberar a tres de aquellos niños exigiendo a cambio de aquellos, al hombre de mayor valor que en aquel momento se encontraba entre sus brazos; Adolfo Ros. Y tal como es su costumbre, La Mar cobro su precio. La Mar es inclemente.
Siempre ha habido hombres con valor y otros tan solo con precio y, gracias a uno de estos hombres con valor, La Mar acepto liberar a tres de aquellos niños exigiendo a cambio de aquellos, al hombre de mayor valor que en aquel momento se encontraba entre sus brazos; Adolfo Ros. Y tal como es su costumbre, La Mar cobro su precio. La Mar es inclemente.
Hoy voy a llevaros allí donde se crean las leyendas, a la
tierra donde crecen las Cruces de Hierro, las Laureadas de San Fernando, las
Cruces Victoria y las medallas de Honor del Congreso. Para todas ellas te
exigen atravesar las puertas que custodian el miedo y el pavor, realizar una
acción única, digna de ser honrada y; si puedes; volver para ser honrado.
Muchos no vuelven y muchos no son honrados lo suficiente. Porque el arrojo y el
valor se dan en el alma de aquellos que no tienen precio. Y los actos y
acciones que requieren de ese arrojo y ese valor, no solo se dan en acciones de
combate o quizás si, al fin y al cabo, la vida es un combate contra la misma
muerte.
Nuestro héroe, Adolfo, había acudido a la playa de Doniños
con su hija. No hacía día de playa aquel 18 de agosto, el verano gallego hacia
acto de presencia y las olas dictaban un discurso que bien podría decirse que
pedía muerte. La poca gente que estaba en la playa pudo observar como seis
chavales, seis niños casi, de entre 11 y 14 años entraban en el agua. Pasado un
rato La Mar decidió que era un buen momento para cobrarse seis almas; ya hemos
dicho que La Mar es democrática y jamás hace distinciones. Salvo que le
entregues algo de gran valor. La Mar es negociante.
El monumento esta rodeado por bancos. Un circulo
de piedra, al antiguo modo, lo defiende de la maldad.
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No sabría decir si Adolfo simplemente se dirigió hacia el
peligro sin más o si le dedico alguna palabra a su hija. No sabría decir si por
su mente paso la posibilidad de que La Mar le exigiese como trueque a cambio de
las vidas de los tres supervivientes. Lo cierto es que, junto a otros varios
voluntarios; llenos de arrojo, despreciando el riesgo y, con el único objetivo
de salvar a aquellos chiquillos, entro a cumplir con lo que el entendía que era
su deber. Alguien que trabaja en el servicio médico; era ATS; sabe que su deber
es salvar vidas. Y así fue como, enfrentados a La Mar que reclamaba con fiereza
su tributo, Adolfo y aquellos otros anónimos rescatadores le arrebataron, de
entre sus crueles olas, las vidas de tres de ellos. Quizás porque La Mar; que
es negociante; acepto la vida de Adolfo como pago a cambio de las de aquellos
otros tres que aún no había devorado y decidió así, al cumplir el trato que
ella misma había redactado, liberarlos. La Mar solo acepta “cambiar cromos” si
le ofreces a los mejores.
Las fuentes que he encontrado y a las que he consultado, dan
varias versiones acerca de cómo sucedieron aquellos hechos; de hecho; ni
siquiera se ponen de acuerdo en si el día estaba nublado o no. Pero de todas
las vertientes podríamos decir que hay dos más repetidas y que considero más
próximas a lo que posiblemente sucediera en realidad. En ambas Tras salvar al
tercer chaval, manteniéndolo a flote durante más de treinta minutos y colocarlo
en la cesta, Adolfo espero para ser izado. En la primera versión a causa del
agotamiento no conseguirá sostenerse en la cesta y caerá de ella siendo
arrastrado sin remedio; La Mar recibiría así su tributo.
En la segunda Adolfo al ser izado ve a otro de los chavales y, tal como harían los valientes, considera que aún tiene fuerzas suficientes para salvar al cuarto chiquillo y arrebatarle una vida más a La Mar así que; en un acto en el que demostraría ser un hombre con valor, de esos que no tienen precio; se soltó para salvar a aquel niño, sabedor como era, de que el SAR no tenía; ni tiene; por costumbre abandonar un rescate. Tristemente La Mar, exigió en ese momento que Adolfo cumpliera con su parte del intercambio, sin querer devolver al cuarto chiquillo, puesto que ya lo había devorado.
En mi opinión la placa contiene alguna errata.
Desde mi punto de vista debería decir lo siguiente:
"Deportista ferrolán que deu a súa vida salvando a
tres nenos/as arrastrados pola mar"
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En la segunda Adolfo al ser izado ve a otro de los chavales y, tal como harían los valientes, considera que aún tiene fuerzas suficientes para salvar al cuarto chiquillo y arrebatarle una vida más a La Mar así que; en un acto en el que demostraría ser un hombre con valor, de esos que no tienen precio; se soltó para salvar a aquel niño, sabedor como era, de que el SAR no tenía; ni tiene; por costumbre abandonar un rescate. Tristemente La Mar, exigió en ese momento que Adolfo cumpliera con su parte del intercambio, sin querer devolver al cuarto chiquillo, puesto que ya lo había devorado.
A mi, sinceramente, me gusta más esta segunda versión. Quiero
creer que existen personas como Adolfo, que aun al límite de sus fuerzas y con
todo en contra, saltaran para salvarte. Me gusta pensar que el mundo en el que
crece mi hija tiene en el a personas como Adolfo Ros. Desconozco cuál de las
dos versiones es la real, y no seré yo quien os diga cuál de ellas es la mas veraz o la que debéis creer; puesto
que yo no estaba aquel día en Doniños. Pero, desde el fondo de mi corazón; y
teniendo en cuenta que en aquella fecha yo tenía nueve años, deseo que la más
próxima a la realidad sea la segunda; porque de este modo sé que, si yo hubiera
sido uno de aquellos niños, Adolfo habría vuelto para salvarme.
Ya os lo dije, hoy viajábamos a donde solo unos pocos se
atreven Un lugar a la vez terrible pero hermoso, puesto que la más noble de las
hazañas siempre consigue embellecer aquellos lugares donde se produce. Caminad tranquilos, caminad con respeto, porque en este lugar os protege el espíritu de un héroe y esto; ni
La Mar podrá ya cambiarlo.
Gracias Adolfo.
Nos vemos en el próximo paseo.
Y si quieres ver mi página web, es esta.
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