Hoy vamos a pasear una vez más a través del tiempo y del
espacio. Comenzaremos nuestra historia en Ferrol, pero luego viajaremos hasta
Cuba. Hoy vamos a viajar hasta finales del siglo XIX y vamos a hablar de
héroes.
En realidad, vamos a hablar de dos chavales. Dos chavales de
poco mas de veinte años, como no podía ser de otra forma, gallegos los dos. Uno
Nacido en Coristanco, el otro nacido en A Laracha. Al igual que muchos gallegos
realizadores de alguna hazaña olvidados los dos, al fin y al cabo, casi nadie
suele recordar a los gallegos. Ni siquiera muchos gallegos recuerdan a los
gallegos.
Las familias de José Rama y Antonio Cancela
recibidas en el cuartel de Dolores en Ferrol el
15 de septiembre del año 1912 en un homenaje
|
Nuestra historia, comienza en dos hogares de agricultores de
nuestra provincia de Coruña. No podría ser de otra manera, puesto que en esas
fechas solo los pudientes podían librar el servicio militar, bien enviando a un
sustituto, bien abonando la cantidad que fuera necesaria, en aquella época 2000
pesetas; una fortuna que muchos humildes jamás verían.
Desde Laracha el uno y desde
Erbilleira-Verdes en Coristanco el otro, llegarían a Ferrol para realizar el
servicio militar los reclutas José Rama Varela y Antonio Cancela Rodríguez.
En aquellos tiempos en los que España todavía conservaba
algunos territorios de ultramar, restos del antiguo imperio, varios de los
cuales (Principalmente Cuba y Filipinas) planteaban la independencia por la
fuerza, lo de hacer el servicio militar no era una bicoca.
Lo mismo te podía
tocar la mili en Toledo como te podía tocar irte a la guerra a Cuba, por
ejemplo. A nuestros amigos José y Antonio, les toco guerra.
El pueblo de Coristanco levanto un busto en memoria
de Antonio Cancela. Quien en palabras del alcade del
momento es sin duda uno de los mayores orgullos del
municipio de Coristanco.
|
Seria el día 4 de mayo de 1895 que se embarcarían, junto al
resto del segundo batallón del segundo regimiento de infantería de marina; cuyo
heredero es el Tercio del Norte; a bordo del vapor “Santo Domingo” con destino
a Cuba. Una vez allí serian desplegados apoyando a las tropas de infantería que
defendían la línea de ferrocarril que unía la localidad de Holguín con el
puerto de Gibara.
El segundo batallón de marina había desplegado parejas de
soldados a lo largo de la línea férrea y también tenia patrullas desplegadas a
lo largo de la misma. Dentro de la tensión que existía en la isla de Cuba
también estaba la sospecha de que los insurgentes tenían la intención de cortar
aquella línea férrea después de tomar Santa Lucia; lugar que había sido
capturado para la cuba libre por una fuerza mandada por Antonio Maceo y Jesús
Sablón “Rabí”
Una vez que habían tomado Santa Lucia, los Mambises
decidieron seguir avanzando para cortar la línea del ferrocarril. Y en estas
estaban avanzando tranquilamente, unos dos mil insurgentes machete en mano, cuando
se tropezaron con una patrulla del segundo de marina. Patrulla que tuvo que
replegarse rápidamente desde el lugar de Piedra Picada hacia el puente de Aguas
Claras en donde había un puesto de guardia. La patrulla fue replegándose con
nutrido fuego, pero su número, que en esto de las guerras siempre es
importante, no ayudaba así que al final terminaron por ser rebasados por los
dos mil rebeldes. Lo que aquellos rebeldes no esperaban era que nuestros amigos
José y Antonio, defendían el puesto del puente.
Cuando vieron la fuerza que se acercaba a su posición,
nuestros dos chavales montaron sus Máuser y se prepararon para defender la
posición que se les habían asignado en Holguín. Los mambises, que avanzaban muy
felices, se encontraron que los dos soldados que defendían aquel puente no se
iban a rendir. Y además descubrieron que los dos soldados tiraban bien.
El busto de Rama |
Lo cierto es que, según el soldado mas afortunado de aquella
jornada, el también gallego Jerónimo Blanco Incognito, miembro de la patrulla
sorprendida y que los mambises dieron por muerto, pero que seria encontrado con
vida, aunque con la masa encefálica al aire, cuando llegaron los refuerzos
nuestros amigos, José Rama y Antonio Cancela resistirían durante más de una
hora sin dejar de disparar hasta que agotaron la munición. Y ya sin munición
combatieron a bayoneta como auténticos jabatos dando así tiempo a las fuerzas
de Holguín a preparar una contraofensiva y rechazar así a los mambises, hecho
este que habría sido imposible si aquellos dos chavales de veintiuno y veintitrés años no hubieran defendido con valor su puesto.
Hoy en día, en el parque donde se levantó en Coristanco, un
monumento a Antonio Cancela no es difícil imaginar que los chavales de hoy en
día hagan botellones sin saber, e incluso sin que les importe, el que el busto
que les observa en silencio honra a un chaval de su edad, pudiendo haber
elegido vida, escogió junto a su “hermano” de armas cumplir lo que había
jurado.
Nos vemos en el próximo paseo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario