Cuando la gente fuera de Ferrol piensa en un
gobernante de este país nacido en Ferrol siempre piensan en el mismo: Francisco
Franco. Aunque lo cierto es que ha habido otros ferrolanos con importantes
cuotas de poder; no solo el dictador más conocido últimamente. De hecho, quizás
uno de los mejores y más competentes presidentes de gobierno que haya tenido
este país, José Canalejas, precisamente era nacido en Ferrol.
Llego al mundo un 31 de julio de 1854, siendo
hijo del ingeniero de ferrocarriles José Canalejas y Casas que además entre
otras cosas era el director del periódico “El eco Ferrolano”. Estamos ante un auténtico
niño prodigio que a la tierna edad de once añitos ya traduciría alguna cosilla
del francés, concretamente el libro “Luis o el joven emigrado” y era
corresponsal de prensa política bajo el seudónimo de “El cantor de Mugardos”
De José Canalejas la mayoría de fotografías
que puedes encontrar corresponden o bien a las
oficiales o bien a las de alguna revista. Personales
existen muy pocas en verdad.
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Poco podría decir acerca de la influencia de
su madre en estos hitos, puesto que aparte del hecho de su existencia poco mas
se encuentra acera de ella; por lo cual podemos suponer que se trato sin lugar
a dudas de la mujer típica de esta época en la que poco mas que bordar, coser y
las labores de la casa solían hacer las mujeres. Aunque teniendo en cuenta el
cariz liberal de los hombres de su casa, también es posible que fuera una mujer
mas del estilo de nuestra ferrolana más ilustre.
En el año 1867 se trasladaría con el resto de
su familia hasta Madrid donde se matricularía en el instituto San Isidro. De
allí nuestro joven José pasara por la misma universidad en la que treinta años
atrás se matriculase Concepción Arenal; la central de Madrid. Obtendría las
licenciaturas de derecho y filosofía respectivamente en los años 1871 y 1872
junto con el grado de Doctor en ambas facultades. En el año 1873 ya era
auxiliar de catedra, pero tras fracasar en dos oposiciones a catedrático
dejaría de lado la enseñanza y seguiría, con matices, los pasos de su padre
ingresando en la compañía de los ferrocarriles de Madrid a Ciudad Real y
Badajoz, la misma en la que trabajara su padre. En esta compañía llegaría al
cargo de secretario general e incluso defendería a la misma en pleitos
judiciales contra las otras compañías ferroviarias.
Llegada la restauración Borbónica y pese a que
era simpatizante del partido demócrata progresista, se uniría al partido
liberal de Sagasta que en aquel momento dirigía Cristino Martos.
Resultaría electo diputado en las cortes por
el distrito de Soria en las elecciones de 1881, y luego iría resultando elegido
en cada una de las elecciones en las que fue presentado, que salvo contadas
ocasiones fue siempre el distrito de Alcoy, en Alicante.
Siempre bajo los gobiernos de Sagasta iría
ocupando diversas carteras ministeriales. Durante este periodo fue ministro de
Fomento entre el 14 de junio y el 11 de diciembre de 1888, ministro de Gracia y
Justicia entre el 11 de diciembre de 1888 y el 21 de enero de 1890, ministro de
Hacienda entre el 17 de diciembre de 1894 y el 23 de marzo de 1895 y, ministro
de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas entre el 19 de marzo y el
17 de mayo de 1902. Seria desde este último departamento desde el que
impulsaría la creación del Instituto del Trabajo que, aunque no llegaría ni tan
siquiera a pasar el corte del senado, si sentaría las bases para que tiempo
después y bajo gobierno de Francisco Silvela se pudiera generar el instituto de
reformas sociales; que es de donde beben sus orígenes la actualmente existente
Fundación Tripartita.
¿Quién nos iba a decir que la idea primigenia
de la fundación tripartita había sido de un gallego de Ferrol? A ver, con
matices, pero el hecho es que su idea pretendía reunir a gobierno, patronal y
trabajadores en un mismo consejo para poder llevar de este modo adelante
multitud de acuerdos sin tener la necesidad de discutir a golpe de huelgas. Lo
cierto es que el estuvo tan poco tiempo en el cargo que como he dicho antes la
idea no llego a salir del senado, pero ahí quedaban los primeros pasitos dados.
Era sin lugar a dudas un hombre excepcional,
puesto que en 1897 y preocupado por la situación en Cuba, decidiría informarse
de primera mano visitando la provincia. Lo que hizo este hecho excepcional es
que para conocer de primera mano la situación y después de haber sido ministro,
se alistaría como voluntario en las listas del ejército. Partiría con 43 años a
servir como soldado con el uniforme rayadillo y allí combatiría como un soldado
más. De hecho, hasta recibiría una condecoración por su valor ante el enemigo
Mambí; una cruz del merito militar con distintivo rojo; pocos políticos de
ninguna época pueden presumir de semejante hazaña, mucho menos los que tenemos
actualmente, salvo honrosas excepciones.
Después de su periodo de servicio volvería a
España e informaría a Sagasta de todas sus impresiones. Sagasta le presto la
“debida atención” y el resto es historia. Poco después se perdería Cuba, Puerto
Rico y Guam y a mayores se malvenderían las Filipinas. Quien sabe si de haberle
hecho caso Sagasta la cosa hubiera sido otra.
Pasado todo esto decide fundar su propio
partido político; el partido Liberal-Demócrata. Y pondría al servicio de sus
ideas el periódico que poseía desde 1893; el Heraldo de Madrid. A nivel
ideológico podríamos ubicar a nuestro ferrolano José Canalejas en un punto
centro izquierdista, con ideas democráticas reales, y que defendía la separación
Iglesia-Estado.
Siendo como era un devoto católico, este tema de
pretender la separación de la iglesia y el estado en una época en la que el
vaticano tenía un gran poder sobre España puede sonar bastante extraño, al hecho
de promover durante su gobierno la conocida como “Ley del candado” me refiero
principalmente. Esta ley del candado prohibía la implantación de nuevas órdenes
religiosas en España durante un periodo de dos años. Que era mas o menos el
periodo que José pensaba que tardaría en poder promulgarse una ley de
asociaciones. Esto era importante puesto que quería desvincular lo máximo posible
de un modo amistoso a la iglesia del estado en un intento de frenar el
incipiente anticlericalismo que estaba comenzando a aparecer en el país. La
mejor manera que entendió para llevar esto a cabo fue utilizar el mismo sistema
que había llevado a cabo Italia tiempo atrás: darles a las órdenes religiosas
la consideración de asociaciones. Si en Italia había funcionado, ¿Por qué no
iba a hacerlo en España?
Retrato correspondiente a uno
de los medios con los que José
colaboro a lo largo de su vida
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El problema fue que en aquella época el
Vaticano, que por aquellos años estaba obsesionado con la condena del modernismo
pues no estaba muy dispuesto a modificar la posición de privilegio que tenía la
Iglesia Católica en España. De este modo, al no conseguir unas negociaciones
amistosas. Nuestro ferrolano optaría por las medidas de corte unilateral. Finalmente,
entre unas y otras cuestiones el plazo que se había programado venció y al no
haberse consensuado ley alguna, la famosa ley del candado prescribió, y todo se
quedo en agua de borrajas. Quien sabe si el hecho de que esta ley se hubiera
promulgado finalmente no afectaría en gran medida a los años posteriores…
Pero no solo se dedicaba a la política, el
antiguo niño prodigio aprovecho el tiempo como adulto con una dilatada vida
intelectual. Trabajaría como profesor de literatura y en 1875 publicaría en dos
tomos los apuntes para cursar literatura latina.
Tres años más tarde, publicaría el libro “Derecho
parlamentario comparado”. En 1910, publicó un nuevo libro, en este caso se
trataría de “Estudios sobre las Regalías de la Corona de España” sin dejar de
colaborar en prensa y sin dejar de dar conferencias. Era sin duda un gran
orador que presidió la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación y la
Asociación de Escritores y Artistas Españoles durante el periodo de 1909 a
1912. No se escapó a sus intereses el deporte puesto que también ocuparía el
cardo de presidente de la Federación Gimnástica Española, actual Real
Federación Española de Gimnasia, siendo el primero en el puesto y que ocuparía
desde 1898 hasta 1900. Seria también miembro (desde 1900) de la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas. Y por sí todo esto fuera poco, también seria
elegido en 1904 como miembro de la Real Academia Española, aunque en este caso no
llegó a tomar posesión.
El Mausoleo de José Canalejas en una
imagen de Luis García en Flickr
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José Canalejas fue sin duda un gran hombre y
un hombre sencillo. Uno de los pocos presidentes de gobierno de este país que
ni tan siquiera quería escolta; aunque en su cargo era obligado tenerla. En
muchas ocasiones le daba a sus escoltas esquinazo para poder pasear como
cualquier ciudadano y quizás para ver los problemas del país desde el punto de
vista del ciudadano de a pie. Irónicamente, el día 12 de noviembre de 1912 y estando
con sus escoltas; el anarquista Manuel Pardiñas Serrano dispararía contra el
tres veces, alcanzándole tan solo con el tercer disparo, pero causando un
impacto mortal. Nuestro ilustre ferrolano moriría en segundos ante el numero 6
de la Puerta del Sol de Madrid, en el cruce con la calle Carretas dando así
punto y final a todos los proyectos que tenía. Es gracioso pensar que fue
precisamente un anarquista quien consiguió impedir que Canalejas llevase sus propuestas
liberales y de separación Iglesia-Estado ayudando así al vaticano a mantener el
poder que José Canalejas pretendía arrebatarles.
Es uno de los doce personajes enterrado en el Panteón
de Hombres Ilustres. Así que cuando quieras presumir de un ferrolano Ilustre de
verdad, sin duda deberías escoger a José Canalejas Méndez.
Nos vemos en el próximo paseo