Muchos hechos históricos importantes son a
menudo realizados por un don nadie que jamás pasa a la historia para que pase a
la misma su superior inmediato. Es la maldición del soldado en todos los
ejércitos. Un caso evidente de lo que digo es sin duda el descubrimiento de la
piedra de Rosetta en Egipto, el nombre del soldado raso que la localizo es
desconocido para todos, no así su superior, el capitán Pierre-François Bouchard
que es quien paso a la historia por este descubrimiento.
Pero no siempre sucede que aquel, o aquellos,
que realizan una gesta digna de escribirse en los libros de historia sean
relegados al anonimato. En algunas ocasiones quiere la fortuna aliarse con la
justicia y de este modo, los honores caen sobre los hombros de aquellos que los
merecen.
Hoy viajaremos al tiempo de Carlos I, el Rey –
Emperador, y conoceremos algo más de un ferrolano nacido antes de que toda
España hubiera sido reconquistada, pues quiso la historia que nuestro personaje
llegase a aquel Ferrol que era poquito más que una aldea grande en el año de
1480.
Si bien nuestro personaje no era un soldado
raso, ni tampoco era un plebeyo peón del ejercito que a las órdenes de Don
Fernando de Avalos llegaría a Pavía para liberar la plaza sitiada; tampoco era
un hombre de fortuna. Era en realidad un segundón que había optado por las
armas como medio para labrarse un nombre propio, y no ser el simple segundón
que había en aquellas épocas.Estamos hablando del héroe de Pavía, claro está, y este no es otro sino un ilustre Ferrolano llamado Alonso. Alonso Pita de Veiga.
Don Fernando ya debía haber visto combatir al
bueno de Alonso, porque al partir para Italia el Tercio de Andrade (Otra de las
denominaciones del Tercio de Galicia) en su nómina figura como capitán de
caballos y corazas, es decir, caballería ligera. Y este junto con su escuadra,
destacaría clamorosamente (O pavorosamente para las fuerzas francesas) en las
batallas de Vicencio, Bicoca y Gattinara. Todas ellas ganadas por las fuerzas
imperiales con una clara y contundente superioridad táctica. Como ejemplo, en
Bicoca (De ahí viene lo que todo español e italiano entiende como una bicoca)
se aniquilaría a más de 3000 suizos del ejercito Frances; a cambio el ejército
imperial perdería a un hombre, en retaguardia coceado por una mula durante el
transcurso de la batalla, las bajas en combate fueron de cero.
Sin embargo, su mayor gloria estaba aún por
llegar, y quien sabe si no sería fruto de la casualidad. Pero, ¿Acaso no es
cierto lo que dicen de que la casualidad a menudo sonríe a los valientes? En
este caso la casualidad se alinearía en favor de nuestro personaje y seria en
la madrugada del 24 de febrero de 1525 que el amigo Alonso junto con otros dos
compañeros pasara a la gloria y, obtuviera el honor de pasar a la historia.
Estos dos compañeros eran un vascongado llamado Juan de Urbieta y un granadino
llamado Diego Dávila.En el norte de Italia, en lo que por aquel entonces era el Milanesado se erigía la ciudad fortificada de Pavía. Allí sigue a día de hoy con unos 80.000 habitantes y siendo la capital de la provincia italiana de Pavía. Por aquel entonces la ciudad era una plaza fuerte fortificada bajo control Imperial, que había sido puesta en sitio por el ejército francés.
Así que cuando las tropas de refuerzo llegaron
al combate, los franceses decidieron mantener sus posiciones y esperar, sabían
de la mala situación de los sitiados en la ciudad y su artillería era superior
a la imperial. Solo tenían que resistir las embestidas exteriores y aguardar a
que los sitiados se rindieran.
Pero aquí es donde la historia se pone
interesante, puesto que los sitiados descubren donde pueden conseguir los
suministros que necesitan, los tienen los franceses. Con lo cual deciden salir
y asaltar el campamento de sus asediadores, sabiendo que estos estarán mas
pendientes de las fuerzas de socorro que de ellos, que llevan bastante desgaste
acumulado, entre el sitio y el hambre.
Una sencilla pero enardecedora arenga,
indicando en varias ocasiones que los suministros los tienen los franceses,
abrir las puertas salir al campo de batalla entre la llovizna de febrero y a
cargar. Allí se encontraban los dos ejércitos más poderosos de aquel tiempo y estaban
discutiendo la hegemonía sobre toda Europa en un campo de batalla, que no era mas
que un barrizal que parecía querer devorar a los contendientes en medio de
aquel infierno. Era muy difícil encontrar en aquel terreno una horizontalidad
uniforme para organizar una fuerza con opciones de victoria y en aquella melé
llegó a haber momentos en los que se combatiría cuerpo a cuerpo en medio de un
griterío infernal, sin visibilidad, con una niebla que no acababa de levantar y
en un escenario fantasmagórico. Dos ejércitos poderosos acababan de colisionar y
el resultado final de la batalla estaba a punto de decidirse.
Las tropas acantonadas en Pavía cargaron contra el campamento francés que rápidamente paso de retaguardia a centro de la batalla y en el medio de la misma se había encontrado el Rey francés junto a su sequito, sus fuerzas habían sido rebasadas por las tropas imperiales y el caos se había adueñado de la líneas francesas que, poco a poco se iban convirtiendo en una masa de cadáveres mientras los sitiados avanzaban. En medio de este inmenso caos el principal consejero del Rey francés decidió abalanzarse sobre las tropas imperiales que llegaban por todas partes y así obtener una muerte heroica (Algo parecido al suicidio por policía de hoy en día) y ante esta situación Francisco I de Francia se encontró de repente con un acero en la garganta. La batalla había terminado de mano del acero; no el acero del compañero de escuadra de Alonso, el vascongado Juan de Urbieta tal como dicen varias de las versiones de la historia, sino del mismo Alonso Pita da Veiga quien, ya de paso, también recobraría el Estandarte del Infante Don Fernando, capturado anteriormente por los franceses.
La captura de Francisco I en Pavía en un cuadro del que desconozco
el autor. Y es que esta imagen he tenido que buscarla "on line" para
poder ilustrar el articulo. Si no me equivoco la he conseguido en la
pagina de Facebook que algunos de sus descendientes tienen en
activo para recordar su gesta. Os invito a visitarla y por supuesto a
darle un merecido "Me gusta" a un Ferrolano tan crucial en la historia.
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Las tropas acantonadas en Pavía cargaron contra el campamento francés que rápidamente paso de retaguardia a centro de la batalla y en el medio de la misma se había encontrado el Rey francés junto a su sequito, sus fuerzas habían sido rebasadas por las tropas imperiales y el caos se había adueñado de la líneas francesas que, poco a poco se iban convirtiendo en una masa de cadáveres mientras los sitiados avanzaban. En medio de este inmenso caos el principal consejero del Rey francés decidió abalanzarse sobre las tropas imperiales que llegaban por todas partes y así obtener una muerte heroica (Algo parecido al suicidio por policía de hoy en día) y ante esta situación Francisco I de Francia se encontró de repente con un acero en la garganta. La batalla había terminado de mano del acero; no el acero del compañero de escuadra de Alonso, el vascongado Juan de Urbieta tal como dicen varias de las versiones de la historia, sino del mismo Alonso Pita da Veiga quien, ya de paso, también recobraría el Estandarte del Infante Don Fernando, capturado anteriormente por los franceses.
El error en la atribución de la captura esta
muy extendido gracias que el cronista de Felipe III era un poquito, vamos a decir
que vago, y se hizo un disimulado “corta y pega” de la época. También podríamos
decir que transcribió palabra por palabra la narración de Juan de Oznayo acerca
de la batalla de Pavía. Incluso podríamos decir a las bravas que el amigo fray
Prudencio de Sandoval se hizo un plagiazo de tres pares de co…pas, sin
acordarse de dar las atribuciones correspondientes y, bueno era el cronista
Real de Felipe III, ¿Quién iba a osar discutir si era plagio o no? En todo
caso, las fuentes existentes y los documentos que existen y que obran incluso
en poder de los descendientes de Alonso Pita da Veiga, contradicen tales puntos
y confirman que el soldado que “convido a su excelencia el Rey de Francia a
acompañarlos” era de Ferrol, era nuestro Alonso Pita da Veiga.
Terminado su servicio Alonso retornaría a casa
y aquí se casaría con María García de Vilouzas nacida y criada en Pontedeume,
del linaje de los Piñeiro de Narahio e hija del comendador de la orden de Malta
en Galicia.
Sería el señor de Vilacornelle e incluso ocuparía el puesto de regidor de Ferrol que anteriormente ya hubiera ocupado su padre. Moriría plácidamente en el año de 1554 y seria enterrado en el antiguo convento de San Francisco de Ferrol. Situado donde esta hoy en día la iglesia de San Francisco. Sin duda alguna un Ferrolano de gran distinción y al que sin duda debería reconocérsele bastante mas de lo que se le reconoce, puesto que en multitud de fuentes no se le reconoce su hazaña y en otras fuentes ni tan siquiera se le nombra. Triste destino en los anales de la historia al fin, para un hombre que no solo lucho por sus compañeros de armas, sino que lucho por su nación, recupero un estandarte y capturo al mismísimo Rey de Francia.
Sería el señor de Vilacornelle e incluso ocuparía el puesto de regidor de Ferrol que anteriormente ya hubiera ocupado su padre. Moriría plácidamente en el año de 1554 y seria enterrado en el antiguo convento de San Francisco de Ferrol. Situado donde esta hoy en día la iglesia de San Francisco. Sin duda alguna un Ferrolano de gran distinción y al que sin duda debería reconocérsele bastante mas de lo que se le reconoce, puesto que en multitud de fuentes no se le reconoce su hazaña y en otras fuentes ni tan siquiera se le nombra. Triste destino en los anales de la historia al fin, para un hombre que no solo lucho por sus compañeros de armas, sino que lucho por su nación, recupero un estandarte y capturo al mismísimo Rey de Francia.
Gracias Don Alonso.
Nos vemos en el próximo paseo.
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